Espacios que ganan terreno.

Algunas de ellas no las volveremos a ver y otras en cambio han progresado, adaptándose a las nuevas necesidades.

Al principio, los cambios son difíciles de visualizar y traen consigo incertidumbre, lo que nos hace plantearnos un millón de hipótesis alrededor de una idea o concepto, que al final por si sola va cogiendo forma. Con las diferentes generaciones trabajando juntas, las diversas formas de conectividad y comunicación, y con la inmensidad de recursos que disponemos, es muy
normal tener una visión borrosa del futuro y llegar a dudar de aspectos tan simples como la existencia de tu propio espacio de trabajo, ya que su propio termino se encuentra en beta.

Conceptos como “Teletrabajo”, “Flexible Working” o “Coworking” parece que vienen para quedarse una temporada. Pero el verdadero impacto no está en la implementación de estas nuevas metodologías o su modo de empleo, sino en el cambio de mentalidad que nosotros inconscientemente estamos creando. Cada vez somos más propensos a la colaboración y auto-gestión que al sitio asignado para pasar las ocho horas de la jornada laboral.

La figura del trabajador empieza a ser considerada por los altos cargos para mejorar las políticas de empleo y lograr estrategias compartidas con el fin de retener el talento. Aspectos como el sentimiento de pertenencia con la marca, la cultura, el enfoque estratégico o la tecnología empiezan a ganar relevancia, y el espacio posee un gran poder de transmisión de todas estas cuestiones.

Al final como personas físicas que somos, estemos donde estemos, siempre vamos a estar en un espacio y con el paso del tiempo se ha ido creando un estándar recurrente en los edificios corporativos y unas zonas que parecen imprescindibles:

Open Plan con puestos no asignados.

Es la solución de muchas organizaciones a la hora de solventar los problemas de alta ocupación. Este modelo de oficina flexible
debe de ir acompañado de tecnología móvil, zonas puntuales de almacenamiento y comportamiento colaborativo.

Zonas de reunión informal.

Espacios para el trabajo en equipo y reuniones muy rápidas. Cada vez son menos las reuniones de dos horas que se celebran de forma
programada alrededor de una larga mesa con agendas. Ahora nos desdoblamos en diversos equipos de trabajo creándose grupos de trabajo que necesitan juntarse muchos momentos al día para llegar a acuerdos muy rápidos.

Zonas de reunión presencial y a distancia.

Salas de reunión pequeñas muy puntuales para tres o cuatro personas con una dotación tecnológica capaz de reunirlas en diferentes lugares de forma rápida y con intimidad.

Zonas de sociabilización.

Son los espacios donde al final se tangibilizan los valores de la compañía. Imprescindibles para estar en contacto con las personas de la organización, estar al día de las operaciones en paralelo o informarse de las intenciones que la compañía tiene pensado llevar a cabo.